“Fanon a sus 100 años, o por una decolonialidad combativa”
Nelson Maldonado-Torres
Co-Director, Fundación Frantz Fanon
Frantz Fanon para mí representa una de las manifestaciones más poderosas del espíritu de amor por lo humano, y de rabia contra todo aquello que milita contra la expresión abierta, creativa, generosa, y hospitalaria de las relaciones inter-humanas. Cuando digo “lo humano,” no me refiero a la concepción hegemónica occidental de este término, una idea de corte antropocentrista, racista, y misógena que se ha usado para justificar y camuflajear la dominación, explotación, y la deshumanización en nuestra era moderna/colonial.
Fanon nos exhortó a repensar y rehacer lo humano. Lo humano no debe ser entendido a la manera de una mónada cartesiana que está separada de su cuerpo y distanciada de otros humanos. Lo humano no debe ser tampoco reducido a la suma de leyes naturales o de órdenes sociales que presuntamente explican su comportamiento. Estas concepciones de lo humano como dueño y señor de todo, o como esclavo de la sociedad y la naturaleza, no son más que dos lados de una moneda cuya circulación ha sido clave en el continuo desarrollo de la Gran Catástrofe demográfica, metafísica, ambiental, y aún psicológica que se ha gradualmente implantado como normativa en la mayor parte del mundo. Es esto lo que algunos llamamos modernidad/colonialidad.
Fanon advirtió con agudez los temas de la colonialidad y la decolonialidad antes de que esa terminología existiera. Y esto lo hizo a partir de una experiencia íntima y del análisis crítico de formas coloniales y raciales de deshumanización en el Caribe, la diáspora africana, Europa, y Africa en un momento histórico que combinaba la caída de la hegemonía imperial europea y una nueva ola de insurgencias anti-coloniales en Africa, el Caribe, y Asia. A esto me he referido en otro lugar como el segundo gran momento del giro decolonial, dentro del cual Fanon es una figura central.
Por supuesto, las lecciones de Fanon no fueron de relevancia solo para el momento que vivió. El trabajo de Fanon todavía continúa mostrándonos senderos de reflexión y formas de conjugar el amor y la rabia decoloniales para producir movimientos, frentes, y colectivas combativas al igual que nuevas insurgencias. En un momento cuando los temas de la colonización, la descolonizacón, la colonialidad, y lo decolonial han comenzado a propagarse en ciertos círculos académicos donde domina una racionalidad moderna y liberal, el trabajo de Fanon nos muestra que la descolonización no se puede reducir a un proyecto académico.
Fanon nos llama la atención a las muchas formas en que la catástrofe moderno/colonial, o Nakba global, continua produciendo genocidios, limpieza étnica, muerte temprana y severa de grupos vistos como animales, feminicidios, violaciones, y la amenaza a migrantes de los quienes se dicen que contaminan la sangre de la nación. Ante esto, no basta con ser un tal llamado “decolonial” de biblioteca o de escritorio, por así decirlo. Parafraseando al mismo Fanon podría plantearse que su trabajo exige reconocer que, tal y como Fanon sugiere en Los condenados de la tierra, la misión histórica, para nosotras/nosotros/nosotres que hemos tomado la decisión de romper las riendas del colonialismo y la colonialidad, es afirmar y disponernos a trabajar con otras/otros/otres a coordinar “todas las rebeldías, todos los actos desesperados, todas las tentativas abortadas o ahogadas de sangre” (Condenados de la tierra). He aquí el meollo mismo de la decolonialidad combativa y la perspectiva de Fanon, no meramente como un tal llamado intelectual público, o académico activista, sino como co-combatiente en luchas que les dan continuidad a las acciones contra-catastróficas de nuestros ancestras/ancestres/ancestros, y que contribuyen a conformar lo que Fanon llamó “el mundo del tú” (Piel negra, máscaras blancas).